Cuando Verónica era pequeña no era común ver a una niña con una patineta, aprendió rodeada de hombres y estuvo cerca de convertirse en profesional. Este año cumple 33 y aunque se ha alejado de las competencias, su vida alrededor del skate continúa; junto con sus amigas, organiza su primer taller de skate para niñas en la CDMX, donde enseñan a patinar y les muestran que el skateboarding y los espacios públicos como los skateparks también son de ellas. A través de este taller y el contacto con las niñas, Verónica continúa construyendo un legado para romper la brecha de género y que en el futuro, haya más mujeres patinando.